martes, 4 de septiembre de 2012

mi corazón no alberga la duda


La ciudad tiende un pasaje por el que desgranan sus edades los árboles en largas alfombras de confeti, mis paseos son la onomatopeya de un quebradizo invierno del que me enamoro ya a primeros de septiembre... La luz está cortada a media tarde con tijeras, es una manualidad de preescolar que arroja hilos de días mejores sobre dos aceras divergentes. Brama mi más preciado músculo ininteligibles nanas que tarareo, musito, declino a solas.

Los veranos mueren a veces, amor, como héroes de guerra.

Espérame al final de la avenida. Llegaré ya en mi límite y necesitaré abrazos y una pizca de comprensión, acaso un bonito silencio que diga cosas que me hagan llorar. Pero no me digas tu nombre entonces, no todavía. Sólo cuando sepas quién eres y besándome con ternura adviertas en el soslayo que bajo los escombros la ciudad también tendía un pasaje por el que desgranaban sus edades los árboles en largas alfombras de confeti a pesar de las bombas... que las casas calcinadas también albergan, amor, cuartos de ceniza en los que tienen cabida los besos.

Que todo irá bien a partir de ese momento, que las alambradas que el tiempo tendió sobre los jardines de nuestra vida no fueron nunca escollo para las golondrinas que anidan en los tejados.

Y que eres y serás la más hermosa. Mi única esperanza. Mi corazón no alberga la duda.

2 comentarios:

  1. ¿Estás enamorado?
    ¿Estoy marcando tu teléfono?

    Nidos. Curvas. SOLDADOS DE LA MUJER ALUCINADA.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Oh. Soldados de la mujer alucinada. Qué título para una novela, Sarco Lange... Algún día llamaré a tu puerta para hacerte el ruego de la concesión.

      No tengo teléfono ni corazón, bonito. Pero tengo un arca.

      Eliminar