lunes, 28 de enero de 2013

íntima carta pública a Sarco Lange


Precioso weón,

en Barcelona ha llovido ayer y las aceras leves por donde hoy descienden leves los hombres hacia el matadero huelen a vergel intensamente. Esa humedad es el milagroso perfume de la sequía, Sarco, bien lo sabes, amigo, y acostumbro poco a poco a leerte muy tarde bajo la bombilla y también a respirar mucho al sol en los patios comunitarios donde huele a ropa tendida y a pucheros. Todavía se me para regularmente el amor muy duro aunque a veces diga en voz alta cabizbajo y sin querer que por la pendiente del delirio bajan viejas que paren clavicordios y ratas bubónicas que fuman corazones de vainilla... Ellos se carcajean, los completos, los otros, el resto, los que no ríen, ya sabes, tete, amigo, germà, pero vos y yo sabemos sonriendo tristes que hay algo terrible en todo ello que es difícil de decir sin vomitar preciosas hojas caducas del árbol de la eternidad. Las palomas son horribles mutaciones de los ángeles, pero traen en sus muñones carta de ti y yo ademán de besarles las pústulas mientras la bandada se dispersa dejando cagadas todas las estatuas limpiamente históricas del parque. En Barcelona llueve tan frío a veces, germà, pero vos escribes tan bien y tan dañino que a veces ardo bajo este chaparrón de saludable ciudadanía. Quisiera llanamente hablar la poesía o acaso callar y besarte cuando llegan tus cartas, con mucha homosexualidad lírica, ternura y fraternal proximidad. Las ciudades se desmoronan de puro inexpugnables, el mundo se desmorona de pura consistencia, mas llegarán los marcianos de la locura a este cagadero de meteoritos ajardinados y encontrarán parasiémpricas letras chilenas de tinta china y a lo mejor un corazón noble que aún palpita noble y meado entre las ruinas del psiquiátrico.

No te rindas vos, capitán general de mierda y lindo soldado raso, sigue ahí en el agujero cavando que ya asoma entre la tierra húmeda del desguace el azul del cielo y alguna enterrada nube completamente loca y maravillosa que quiere descargar hacia arriba mientras vos te rompes las uñas cavando en los despojos de las flores.

Si te mueres, grita fuerte que te mueres que quiero enterarme de madrugada mirando con los ojos abiertos esa grieta en la prisión del techo. Si te mueres, escribe fuerte que te mueres una interminable antología, precioso weón de mi alma, escritor.

Te quiere hondo y de veras,

Jesús Alcalde

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