jueves, 24 de enero de 2013

monstruos


Está bien, hijo mío, oye una vez más qué fue de los monstruos:

Los monstruos retozaban en la hierba y leían canciones de Bilitis,
se despiojaban la espalda, se aullaban y masturbaban ternuras en los sexos,
a veces reían y otras veces bandadas de pájaros bajo las nubes y alguna vez dolor.
Todo el valle, hasta donde alcanzaba la vista, era una alfombra verde de bestias
que retozaban sobre hojas de hierba, leían canciones de inocencia y experiencia,
se despiojaban la espalda, se aullaban y masturbaban ternuras en los sexos.

Los hombres llegaron al final de la tarde,
portaban martillos rudimentarios, pieles por abrigo y miradas como juicios.
La frente de un monstruo analfabeto al abrirse a martillazos
suena como un imen que se quiebra sin amor
y sangra abundantemente como una virgen de cera.

Abre los ojos, hijo, ábrelos. No tengas miedo. Escucha.

Todo el valle, hasta donde alcanzaba la vista, era una alfombra roja de bestias destripadas.
De las ramas de los álamos colgaban intestinos y un rocío de fresas corruptas,
el prado era una ciénaga de anhelos viscosos, mierda,
sangrientas pupilas contraídas y orines,
abrazos de miembros cercenados sorprendidos en la mitad de despreciables actos reflejos.

Los hombres ascendieron el montículo agotados y respirando intensamente,
el vaho de sus bocas era humo rojo que helaba en la hoguera del crepúsculo,
de sus cintos pendían costillas, colmillos y otros trofeos.
Su rey descansaba en un catre de cemento
mientras limpiaba educadamente de sus comisuras la sangre de un corazón mostruoso.

Abre los ojos, hijo, ábrelos. Mírame. Escucha.

Se alzó y abrió la mano señalando los campos yermos:

-He aquí esta ominosa tierra antes salvaje, hermanos. Aquí se alzarán nuestras ciudades.

Y todos vitorearon el fin del desastre. Y ninguno lloró mientras de nuevo se originaba el mundo.

¿Qué te pasa? ¿Por qué tiemblas? ¿Cómo? jajaja No, jaja no. Claro que no. Papá no va a obligarte nunca a ser un hombre. Papá te quiere. Anda, duerme un poco. No hay hombres aquí.

1 comentario:

  1. Los cuentos de hadas son ciertos, porque ellos nos cuentan que los monstruos existen son hombres con las almas podridas y podemos vencerlos. Los padres nos cuentan que no debemos ser hombres debemos ser personas.
    Cuentos para dormir abrazado a una promesa de padre.
    Me ha gustado mucho.
    Besos

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